Las velas convencionales pueden ser peligrosas. Llamas inestables, recipientes quemados, derrames de cera... Estos riesgos son reales, especialmente cerca de niños o mascotas. La vela perlada, gracias a su innovador sistema, limita significativamente estos peligros. Aquí te explicamos por qué.
1. Combustión controlada
Con una vela convencional, toda la cera se derrite de golpe. El resultado: una gran cantidad de cera líquida, un recipiente muy caliente y un mayor riesgo de derrame.
Por el contrario, la vela perlada solo se calienta localmente alrededor de la mecha. La cera permanece sólida fuera de esta zona. La temperatura se mantiene baja y la llama se estabiliza de forma natural.
2. Menor riesgo de quemaduras o incendios.
La vela perlada es autoprotegida; si se cae o se vuelca, la llama se extingue inmediatamente al entrar en contacto con las perlas de cera. A diferencia de las velas convencionales, no se derrama cera líquida ni se propaga el fuego. Incluso si el frasco se inclina o se manipula, su estructura granular limita su propagación. Es una medida de seguridad pasiva e integrada que no requiere intervención.
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3. Una alternativa más confiable para el uso diario
Este tipo de vela también limita los daños materiales, no hay rastros de cera goteada en los muebles, no hay recipiente que explote por el calor, no hay olores de humo al final del ciclo.
Es un formato diseñado para un uso repetido, en el ámbito doméstico o profesional.
Conclusión
Elegir una vela perlada significa reducir riesgos y disfrutar del suave resplandor de la llama. Es más estable, limpia y segura.